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Son muchas las distintas situaciones que nos pueden llevar a plantearnos iniciar terapia. Puede ser que encuentres una dificultad en tu camino o que quieras revisar algo de tu vida, algo que no acabas de encajar y que sabes que no te deja avanzar como te gustaría. También puede darse el caso, de que sin ninguna dificultad particular, sientas que quieres potenciar tu persona o intuyas que no estás aprovechando todo tu potencial y quieras iniciar tu proceso de desarrollo. O por qué no, que se dé todo junto y sientas que no quieres seguir de la manera que lo estás haciendo.

A través de la terapia puedes adquirir una perspectiva diferente de lo que estás atravesando, que te permita reconocer tu necesidad y llevar a cabo acciones acorde con ella. También es útil para hacerte con recursos que desconoces que tienes y aprender otros nuevos. Esta conciencia y recursos, te permitirá cerrar asuntos inconclusos de tu pasado que te impiden el avance, gestionar los que se van presentando y vivir tu vida de una manera más plena.

Los PROCESOS más cómunes que suelo atender son:

  • DUELO por una pérdida afectiva y Duelo MIGRATORIO

  • Dificultad para CONFIAR y apoyarse en uno mismo

  • Problemas de AUTOESTIMA

  • AUTOEXIGENCIA desmesurada

  • Dificultad para poner LIMITES

  • MATERNIDAD: búsqueda, embarazo, puerperio y crianza.

  • Dificultad para RELACIONARSE con los demás o con uno mismo

  • Problemas en un area concreta que empieza a salpicar otras áreas de nuestra vida

  • Dificultades que afloran en la PAREJA

  • Crisis de MADURACIÓN, cambios de etapa

Los ESTADOS que acompañan estos procesos pueden ser: tristeza, ansiedad, nerviosismo, dolor, miedo, insatisfacción, enfado, frustración, cansancio a todos los niveles... una gama de estados, nada fáciles de sostener y que nos hacen plantearnos ir a terapia. Yo animo a iniciar terapia, pues aunque estos estados no son fáciles de sostener, atravesarlos y gestionarlos es la única manera de salir de ellos.